martes, 22 de junio de 2010

Tan sólo en cien palabras

De ida y de vuelta, cada mañana, esperaba el tren que partía vacío. No le importaba aguardar algunos minutos, pero así podía sentarse y avanzar en el libro de turno. Luego, desde Manquehue a Baquedano, 20 minutos de lectura diarios que, al transcurrir el año se transformaban en horas de lectura, decenas de libros, miles de vidas, afanes y sueños. Un mundo propio, entre ambas estaciones, un mundo distinto al del resto del día, afanada en la rutina del trabajo diario.

martes, 15 de junio de 2010

12 copas

Han pasado algunos días en que me he mantenido en silencio... a veces no es fácil poder escribir sobre sentimientos fuertes y dolorosos. El sábado recién pasado, asistí a una comida donde se recordó a los 12 ejecutados el año 1987, más conocido por la opinión pública como la matanza de corpus christi u operación Albania¡¡¡ Han pasado 23 años desde que 12 jóvenes, todos aún menores de 30 años, fueran brutalmente asesinados en una operación de la CNI. La menor de ellos, Ester, tenía tan solo 21 años. Los recordamos pues, aun jóvenes, pues seguirán así por toda la eternidad. Todos los demás hemos envejecido y la mayoría ha olvidado su gesta. Todos hemos, de alguna oforma, transado los ideales por los que ellos dieron la vida, lo más valioso que tiene cualquier ser humano. Es más, todos ellos dejaron de vivir lo que para otros puede parecer cotidiano: hacer pareja, tener hijos, verlos crecer. Brindamos el sábado por la noche por ellos y entonamos en su honor la canción 12 copas. Doce copas llenas de ideales que fueron quebradas y derramadas por los agentes del estado. Doce copas que brillan en el cielo, iluminando y señalando el camino.
Brindo por ellos.

viernes, 11 de junio de 2010

Me alegra cuando llega el viernes

De verdad me alegro cuando llega el viernes. La idea de dos días completos para disponer de ellos como se me plazca no puede sino, emocionarme. Sin embargo, de pronto ya es domingo por la noche y la mayoría de los planes se quedaron sin realizar. Es que dos días es un tiempo tan breve para lograr lo soñado durante el resto de la semana: entre las actividades pendientes de la casa, los compromisos con los hijos, las invitaciones de los amigos, el visitar a los padres, y otros, se nos va el fin de semana y volvemos a esperar una semana completa -cinco días- para decir: Por fin es viernes. Así se nos va la vida. De pronto ya no tenemos viernes que esperar. No existe fin de semana con panorama o trabajos personales a realizar. Nos miramos al espejo y nos preguntamos dónde se fueron las semanas, los compromisos, la vida. Qué fue de nuestros amores, de tantos afanes, de las alegrías y las tristezas, los éxitos y los fracasos. Qué significa cada uno de ellos cuando, la mayoría de las veces, nos cuesta recordar por qué nos afanamos tanto, por qué sufrimos por este o aquel, qué nos enamoró de zutano, qué nos pareció tan detestable de mengano.
De pronto caemos en la cuenta que la mayoría de las cosas que en su momento nos parecieron tan importantes, a la vuelta de la esquina se transformaron en recuerdo, luego en evocación para terminar en una vaguedad que nos cuesta precisar.
Fatal está este viernes si estos son los pensamientos que me surjen frente al blog. Pero, en honor a la verdad nada más se me ocurrió sentada frente al computador. Quizás mañana esté en otro ánimo y pueda compartir ideas más alegres.

jueves, 10 de junio de 2010

sin antecedentes

Es todo un descubrimiento esto de tener un blog. Estoy descubriendo las potencialidades y, poco a poco, espero ir ampliando mis habilidades para publicar mis reflexiones. Ni que esto fuera un diario de vida. Pero hay similitudes entre las instrospecciones adolescentes y las evocaciones otoñales. En fin, hoy -revisando la prensa- me topé de pronto con un artículo sobre el salario mínimo en Chile. Descubrí que, por obra y gracia de las estadísticas -que nunca han dejado a nadie como mentiroso- nuestro modesto sueldo mínimo de aproximadamente 165 mil pesos, se encuentra en un glorioso segundo lugar entre los países pertenecientes a la OCDE. ¿Cómo se logró llegar a esa conclusión?, nada más y nada menos que a través de medir la proporción de la "mediana" (sic) salarial. ¿Había alguien oído hablar de este concepto? Sin miedo a parecer ignorante, confieso que jamás escuché dicho término. Concluyo que dado que el promedio de ingresos en Chile es bajo, entonces, el salario mínimo representa un porcentaje mayor (el 62%) de él. ¿No es esto una forma elegante de plantear el asunto? Quizás alguno de los genios de la economía podría sugerir que se bajara el promedio general de ingresos de modo que suba este porcentaje. Buenas noticias: medido de esta forma, el sueldo mínimo en Chile es sólo superado por el salario mínimo de Francia.

En fin, hoy salí de la introspección para entrar en el análisis. Mañana no sé en qué ánimo estaré, pero me gusta esto de poner en palabras algunas de mis reflexiones...

miércoles, 9 de junio de 2010

Para empezar

Esta tarde inicio algo que hace mucho pensé hacer. A medida que pasa el tiempo, me he vuelto más y más reflexiva, no sé por qué. Pareciera que no puedo evitar evocar otros tiempos, otras vivencias, cosas que hace mucho no recordaba. Y como una tenue melancolía me envuelve y me vuelve hacia dentro. Y, con un poco de temor, vacilando a veces, me parece que todo se aleja, que me vuelvo espectador de lo que me rodea, que una distancia infinita se va tejiendo entre mi persona y su entorno.

Hace muchos años, un gran amigo sacerdote, ejemplo de muchos y con gran llegada a los sectores más poderosos del país, me llevó en su auto a mi casa. Yo aun era muy joven y me costaba entender lo que él me decía. Pero de pronto detuvo el auto y me hizo escuchar la canción que cantaba Julio Iglesias. No recuerdo el nombre de la canción, pero sí que en la parte que mi amigo quería que escuchara decía "... de tanto correr por la vida, me olvidé de vivir..." Desde entonces he corrido mucho. Aun no puedo determinar si me olvidé de vivir o, bien, no reparé en lo vivido, que podría ser lo mismo o algo muy similar.

Entonces, a qué viene esto. A que necesito escribir para sacar desde mi interior, todos estos recuerdos, pensamientos vagos, sensaciones melancólicas, angustias quizás. Creo que plasmándolas en un blog que, eventualmente alguien pueda leer y quizás compartir, logre establecer la conexión que se me escapa, la razón de los afanes diarios, en fin, encontrar una razón para la sinrazón diaria de la existencia.